Andel y el Opus Dei

Andel ofrece una educación completa —humana, profesional, cultural, religiosa y deportiva— inspirada en una visión cristiana de la vida, en un clima de libertad y de responsabilidad.

Con el mayor respeto a la libertad de las conciencias y dentro de su naturaleza jurídica civil, no confesional, Andel promueve entre los padres, los profesores, el personal no docente y los alumnos, la fidelidad al Magisterio de la Iglesia Católica.

Las actividades de formación religiosa y de atención espiritual tienen carácter voluntario y están encomendadas a la Prelatura del Opus Dei. La responsabilidad de la titularidad y la gestión del colegio corresponden a sus promotores y no a la Prelatura del Opus Dei, que se encarga de su orientación espiritual y doctrinal.

 

¿Qué es el Opus Dei?

El Opus Dei es una Prelatura personal de la Iglesia Católica fundada en 1928 por San Josemaría Escrivá de Balaguer, que tiene como finalidad recordarnos la llamada a la santidad a todos los cristianos. Contribuye a la misión evangelizadora de la Iglesia, promoviendo entre todos los cristianos una vida coherente con la fe en sus circunstancias ordinarias, especialmente a través de la santificación del trabajo profesional.

 

 

Aportación del espíritu del Opus Dei a Andel

El Fundador del Opus Dei ha realizado valiosas aportaciones a la educación, sin crear una escuela pedagógica o determinar un estilo didáctico propio del Opus Dei. Han sido aportaciones orientadas principalmente a los educadores: consejos sobre el modo de tratar a las personas y de entenderlas, la primacía educativa de los padres, etc. Son ideas válidas para cualquier lugar y para cualquier persona y, por tanto, de gran utilidad en todas las instituciones educativas.

Andel y Opus Dei

El espíritu del Opus Dei promueve en cualquier persona o institución la unidad de vida. Esta expresión se refiere a la coherencia que debe existir entre lo que se piensa, se dice y se hace, y lo que se debe ser y hacer. Es un modo de entender la vida, una consideración atenta de las personas, una escala de valores.

San Josemaría también subrayó su aprecio por las virtudes humanas y por el trato de amistad con los alumnos, padres, profesores, etc. El espíritu cristiano debe traslucirse en toda relación humana personal y en la mentalidad de servicio: afán de asistencia a la sociedad, de ayuda al prójimo, de fraternidad cristiana.

El amor al trabajo es otro aspecto muy importante. San Josemaría siempre resaltó que hemos de ver “en el trabajo –en la noble fatiga creadora de los hombres– no sólo uno de los más altos valores humanos, medio imprescindible para el progreso de la sociedad y el ordenamiento cada vez más justo de las relaciones entre los hombres, sino también un signo del amor de Dios a sus criaturas y del amor de los hombres entre sí y a Dios: un medio de perfección, un camino de santidad”. El trabajo ha de tener siempre una dedicación a los demás generosa y sacrificada. 

El espíritu de libertad, alentado por el espíritu del Opus Dei, es también otro rasgo característico de nuestra actividad educativa.  A través de una verdadera formación en libertad, los alumnos aprenden a entenderla, valorarla y vivirla con rectitud.

 

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