El 20 de julio de 2020, 19 valientes peregrinos emprendían su aventura hacia la tumba del Apóstol Santiago, en un Camino de Santiago atípico, marcado por la pandemia del Covid-19.
Tras realizar las pruebas de acceso a la universidad (EvAU), los alumnos de la décima promoción de Andel, emprendían su recorrido hacia la Catedral de Santiago. Ni el virus, ni el calor iban a truncar la aventura que estos jóvenes, acompañados de D. Nicolás, D. Ignacio y D. Nano; emprendían. Una peregrinación que sabía a despedida y, a la vez, abría las puertas hacia una nueva etapa: la vida universitaria.
La primera etapa, de solo 11,4 km, se hizo muy difícil para los peregrinos debido al sofocante calor. Las tres siguientes etapas, parecerían avisar de lo que se vendría en la quinta etapa: subidas de varios kilómetros y descensos rompe rodillas. Llegamos a la quinta etapa, un recorrido sencillo al principio, pero según iba avanzando el tiempo, comenzaba a demostrar su valía. A mediodía comenzó aquello que todo el mundo quería omitir, una cuesta de 4km con 400 mts de desnivel. El sol infernal y la escasez de agua, hizo que los peregrinos tuvieran que tirar de fuerza interior. La motivación y el compañerismo que demostró este grupo, es fruto de la unión que los caracteriza. La llegada a Alberguería sabía a gloria, a superación, esa sensación que tienes cuando realizas algo por tu propia iniciativa y sale bien, esa sensación de esfuerzo bien recompensado. Pasada la quinta etapa, lo duro había pasado, éramos capaces de cualquier cosa.
La séptima etapa, y última, emprendimos el recorrido desde Xunqueira de Ambía hasta Ourense, llegado a aquí, emprendimos el viaje a Santiago.
Fue un viaje duro debido al contexto en el que nos encontramos: albergues cerrados, todo muy regulado por la pandemia; pero del cual, nos acordaremos todos, no sólo por la cuesta interminable de la quinta etapa o la noche gélida descansando a los pies del río, sino por lo que significó y por lo que se vivió: un ambiente familiar, de gran unión, donde vivíamos para servir al otro y no primaba el egoísmo. Un ambiente sano, risas continuas, de charlas interminables durante la caminata, etc.
Este Camino de Santiago ha sido algo especial. Esta aventura, en parte, nos prepara para el próximo curso escolar, para la Universidad. Nuestros caminos se dividirán, pero la conexión que existe en este grupo jamás se romperá pues, lo que Andel unió, la Universidad no lo romperá.
Gabriel Pizarro Castillo. Alumno de la X Promoción de Andel.
